Lenguaje Inclusivo ¿moda o alternativa?
Hablando de igualdad
Yo, tú, elle, nosotres, vosotres, elles.
El lenguaje inclusivo no es una moda o un tema solo de la actualidad, fue propuesto al menos desde 1976 y con el pasar de las décadas resultó como una alternativa para el uso de la equis y el arroba. La “e” permitía solucionar los problemas de pronunciación de otras expresiones orales, dando origen a palabras como elle, nosotres o todes.
El uso de la e como morfema de género neutro, ha traído consigo debates y críticas que han desencadenado en investigaciones profundas y exhaustivas; sin embargo a la fecha este genero no binario, aun no es reconocido por la RAE. En los últimos años su uso ha ido creciendo en grupos asociados al feminismo, las diversidades sexuales y de género, y también en la comunidad de personas más jóvenes. Por otro lado existen algunos manuales de lenguaje no sexista con inclinación feminista y grupos de feminismo radical que consideran incorrecto el uso de estos términos, ya que, al carecer de la forma femenina, invisibilizan a las mujeres.
Argumento de La Real Academia Española
La Real Academia Española, argumenta que “basandose en estudios del latín, que es de donde procede nuestra lengua: existen diversas teorías lingüísticas que afirman que la forma masculina no predomina debido a la discriminación de la mujer, dado que en latín, las terminaciones de los nombres, adjetivos y pronombres en acusativo singular suelen coincidir en sus formas masculina y neutra, lo que habría hecho que los géneros masculino y neutro se amalgamasen y fusionasen en la lengua hablada evolucionando como uno en prácticamente todas las lenguas romances, salvo en excepciones puntuales como el pronombre «ello» y el artículo «lo», lo que habría favorecido que la terminación de masculino pudiese adquirir también significado de género neutro o no marcado. Es preciso, según la RAE, llevar a cabo grandes estudios sobre nuestros orígenes lingüísticos, antes de juzgar de manera errónea sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas” .Extracto de wikipedia
¿Y si decimos, compañera y compañero?
La feminización del lenguaje, hace aparecer a la mujer en el mundo de las representaciones sociales, pero con la bicategorización de género se presenta la siguiente complicación, las personas no binarias quedarían marginadas. Entonces sumamos a unas y se crea un sesgo para otros.
El desafío más grande que tenemos en nuestro idioma, es comunicarnos visibilizando las diferentes identidades de género sin deslustrar ni privilegiar a ninguna. La forma o fórmula para alcanzar esta meta no la sabemos, pero estamos en la búsqueda y eso nos da esperanza.
¿Será que la ciencia nos puede ayudar?
Los más interesados y los más curiosos nos preguntamos si existe algún estudio que pueda ayudarnos a desenmarañar este tema, sin embargo aunque siempre estamos tras una respuesta, inclusive científica, a veces terminamos más confundidos que al principio. A mi particularmente me mueve el respeto hacia otro ser humano y me sensibiliza saber que existan personas que se sientan segregadas, inclusive por su mismo idioma, haciéndolos sentir diferentes y apartados de lo que debería ser una sociedad inclusiva.
El masculino genérico no representa a hombres y mujeres por igual. Más bien hace desaparecer a las mujeres del imaginario convirtiéndose en un “falso genérico”. (Ng, 2007).
Cuando les hablantes refieren a una persona de manera genérica, se asume que es hombre salvo que haya una señal explícita de lo contrario. (Silveira, 1980).
La importancia del lenguaje inclusivo
Las palabras que utilizamos para comunicarnos son las herramientas para nuestra conexión con otros, con nuestro entorno, e inclusive con nuestra propia identidad, entonces imagina que pudiéramos hablarnos bajo nuestros propios términos, usando el pronombre con el que nos identificamos y con el que nos sentimos más cómodos, eso sería un aliciente para tanta inconformidad y frustración de ser llamados como no queremos. La respuesta se escribe muy fácil, pero aplicarla nos ha llevado mucho tiempo.
El lenguaje inclusivo, reconoce que en el mundo no solo existen hombres y mujeres heterosexuales, sino que existe una variedad de identidades sexogenéricas.
Cuando toco estos temas en mi vida cotidiana, me encuentro con un sin fin de argumentos en contra del lenguaje inclusivo, entre los más mencionados son:
Suena muy feo: “esa e no combina con nada”, “eso no es un castellano correcto”, a esos le digo los defensores acérrimos de la RAE.
Es difícil hablar así: “suena bien, pero yo me confundo demasiado”. Y yo me pregunto, ¿pero saben hablar otro idioma? y no pueden incluir la e en su idioma materno.
Masculino genérico: “toda la vida hemos usado el masculino genérico para todo y ahora inventan esto”.
No es importante: algunas personas debaten el tema, diciendo que “no es importante y que el lenguaje no cambiará el problema de fondo”, sin embargo yo difiero de esa opinión, creo que marcando ese precedente se marca el paso para grandes cambios.
En ninguna de las anteriores excusas para no usar el lenguaje inclusivo, se habla de lo que siente un ser humano, no se detienen a pensar lo incómodo que sería que te llamaran ella, si en tu interior eres el, o que siendo un hombre y sintiéndote hombre pero con características femeninas te digan “ella”. La diversidad sexual es amplia y compleja y quizás la forma más natural de responder a eso, es usando un lenguaje neutro, donde nadie tenga que explicar su sexualidad o decir cómo lo van a llamar.
Dentro de mi percepción, existe un mundo para todes, y donde todes tenemos derechos a ser aceptados sin distinción de género. El lenguaje neutro es una respuesta a una sociedad más evolucionada, con menos prejuicios y que nos señala que nuestra existencia no se resume a ser binario o no binario, y tampoco a tener una apariencia androgena para representar algo que quizás no somos, es aprender que hay mil formas de existir y que cada una de esas formas deber ser celebrada y respetada.
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