Dieta mediterránea, quema grasa relajándote y comiendo
“Dieta”, una palabra que con frecuencia nos aterra, pero cuando tenemos la intención de bajar de peso o mejorar nuestra salud, terminamos por entrarle.
El tema de la dieta mediterránea es amigable, porque no es un régimen terrible, sino un estilo de vida.
Esta se caracteriza por comidas deliciosas y preparadas con detenimiento, que se degustan despacio y se comparten con familiares y amigos. Por lo tanto, el secreto es cómo lo preparas.
¿Qué puedes incluir?
Según el el libro del Dr. Gerard E. Mullin (La Biblia de la Salud Intestinal), debes incluir los siguientes grupos de alimentos:
Esta se caracteriza por comidas deliciosas y preparadas con detenimiento, que se degustan despacio y se comparten con familiares y amigos. Por lo tanto, el secreto es cómo lo preparas.
¿Qué puedes incluir?
Según el el libro del Dr. Gerard E. Mullin (La Biblia de la Salud Intestinal), debes incluir los siguientes grupos de alimentos:
Esta se caracteriza por comidas deliciosas y preparadas con detenimiento, que se degustan despacio y se comparten con familiares y amigos. Por lo tanto, el secreto es cómo lo preparas.
“El estrés es el pasatiempo más enfermizo de la modernidad”
Es el punto principal de esta dieta, pues se ha comprobado que el estrés es el principal inhibidor del funcionamiento intestinal, que además provoca ansiedad por consumir más alimentos procesados y azucarados.
Gana menos grasa abdominal
La Dieta Mediterránea facilita la pérdida y el mantenimiento del peso corporal y mejora los patrones alimenticios que las “dietas milagro no logran”.
Quienes llevan esta dieta reducen sus niveles de colesterol, LDL y la tensión sanguínea.
Además, eleva la esperanza de vida, reduce los problemas por cardiopatías, cáncer y otras enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.
Conecta cuerpo y espíritu
El Departamento de ciencias Nutricionales de la Universidad de Connecticut revisó datos de varias dietas, y la mediterránea acompañada de ejercicio regular, tiene mas impacto en el síndrome metabólico, aún sin que hubiera pérdida de peso.
“Las conexiones entre la alimentación, estrés y salud en general, tanto del cuerpo y espíritu se han perdido por completo. Y está científicamente comprobado que esta desconexión entre cómo comemos, interactuamos y vivimos, es lo que contribuye a la obesidad y enfermedades crónicas”.
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