Ambientes obesogénicos
La obesidad es un problema social y de salud que ha llegado a tener los alcances de una pandemia. Sin embargo, su tratamiento y prevención se ha enfocado en la medicina, las conductas y la educación; pero hasta ahora no se han logrado los resultados esperados.
Una de las principales fuerzas detrás de la “epidemia” de obesidad, parecen ser los llamados ambientes obesogénicos; es decir, la suma de factores que se encuentran en nuestro entorno que fomentan y promueven la obesidad.
Para actuar de manera más efectiva frente a este problema de salud, tenemos que entender cómo los individuos y los diferentes grupos, interactuamos con nuestro entorno, respecto a la actividad física y los alimentos que consumimos.
La sociedad en la que vivimos actualmente nos fomenta hábitos poco saludables; tanto en nuestros hogares, como en nuestros lugares de trabajo:
a) Hogar. La obesidad puede ser hereditaria e incluso se manifiesta como un fenómeno de imitación, si alguno de los integrantes de una familia la padece, dicho fenómeno puede multiplicarse. También se debe a la falta de actividad física, a menudo sustituida por ver televisión o estar frente a la computadora por largos periodos de tiempo. Convirtiéndose en un estilo de vida.
b) Trabajo. Permanecer alrededor de 8 horas sentados sin actividad física, sin horarios horarios de comida fijos, una alimentación no balanceada y la baja autoestima que acarrea el padecer obesidad; fomentan el círculo vicioso en el cual nos envolvemos.
Es importante mencionar, que las empresas pierden millones de pesos por las ausencias de sus trabajadores debido a las enfermedades que éstos padecen como consecuencia de la obesidad.
c) Relaciones interpersonales. Por lo general compartimos hábitos con nuestros amigos, desafortunadamente entre ellos se encuentran los malos hábitos; si tu pareja es obesa tienes un alto porcentaje de probabilidad de imitarla.
d) Medios de comunicación: Las campañas publicitarias nos bombardean de anuncios que nos incitan a consumir comida y bebidas con alto nivel calórico.
Algunas maneras que pueden ayudarte a contrarrestar este ambiente dañino son:
1. Establece horarios fijos para consumir tus alimentos. Desayuno, comida y cena son fundamentales, no te saltes ninguna de las comidas, rota alimentos, no comas siempre lo mismo.
2. Come hasta saciarte. No comas hasta sentir que revientas, recuerda que el cerebro y el cuerpo, tardan casi 20 minutos en registrar la sensación de saciedad. Así que no te excedas.
3. Date al menos 10 minutos después de la comida para salir y caminar un rato. Además de activarte, este hábito te ayudará a relajarte un poco.
4. Prefiere subir las escaleras antes que utilizar el elevador, es una forma fácil de hacer ejercicio y pronto te harás de un hábito muy saludable.
5. Prepara un menú variado y nutritivo los fines de semana, puedes congelarlo e irlo utilizando a lo largo de la semana para evitar consumir comida chatarra.
6. Lleva snacks nutritivos contigo (fruta picada o frutos secos).
7. Motiva a tu familia a hacer ejercicio, pueden salir a caminar juntos. Planea fines de semana en los que salgan a andar en bici o a jugar en un parque cercano.
8. Puedes ponerte de acuerdo con tus amigos para hacer un reto y comer más sano, o ir al gym juntos, incluso puedes organizar torneos de fútbol o basquetbol.
9. Con tu pareja puedes ponerte de acuerdo para ir al nutriólogo y aprender a comer adecuadamente o ejercitarse juntos, recuerda que cuidarse también es una manera de demostrarse amor.
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